Salvorico tenia 13 años y la repentina lluvia, precedida de un fuerte trueno, le habia hecho abandonar la huerta donde estaba plantando unos tomates.
De hecho habia sido tan repentino que desde la huerta a su casa se puso «como una sopa».
Estaba sentado junto a la chimenea intentando secarse
Fuera seguia lloviendo y los truenos sonaban cada vez mas cercanos y mas fuertes.
De pronto una luz cegadora inundó la casa y Salvador perdió el conocimiento.
Olia a ozono.
Se asfixiaba, le faltaba el aire. Estaba aturdido.
Lentamente fue recobrando la conciencia, el pulso, la respiración y la tranquilidad y sus padres, que habían visto perplejos toda la escena, sin apenas creérselo ellos mismos a pesar de ser observadores directos se lo dijeron entre sollozos :
¡¡ Habia entrado un rayo por la chimenea, y a Salvorico, que tenia los pies junto a las ascuas, le entró la chispa por el pernil del pantalón y le salió por el cuello¡¡
Milagrosamente solo le quedó para el recuerdo , ademas del gran susto de su vida, unas ligeras quemaduras.
Aunque parezca un relato inventado y con grandisimas dosis de imaginación no es así.
Ocurrió a finales de Mayo de 1911 en la Solana de Algaidas, cercana a Archidona y el protagonista, muy a su pesar, se llamaba realmente SALVADOR LINARES..
De forma mas concisa al presente relato, dicha noticia la publicó el Heraldo de Antequera el dia 4 de Junio de 1911.
A veces la realidad supera a la ficción con creces.
Pepe Mateo.
Contador de historias.